Eugeni duerme en casa de Abel, un chico al que ha conocido esta misma noche. Cuando hace poco que ha logrado dormirse le suena el teléfono. Al descolgar a su tía, Carmen, le dice que su madre ha muerto. Unos días después Eugeni sale del tanatorio con las cenizas de su madre. Anda por la ciudad hasta llegar a su piso de Gràcia, donde vive solo. Allí, sentado en el sofá con las cenizas de su madre en frente, es cuando se da cuenta. Eugenio se da cuenta de que un día él también se morirá.

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Este descubrimiento lleva a Eugenio a un viaje interior en el que aprenderá a convivir con la soledad y con el miedo y se dará cuenta de que hasta que esto ocurra no podrá tomar una decisión…